Historia del seguro marítimo


Historia del seguro marítimo

Los primeros seguros marítimos surgen en el Mediterráneo durante la Edad Media como consecuencia del desarrollo del comercio marítimo, pero no es sino hasta el descubrimiento y la conquista de América, cuando se multiplican los intercambios, cuando se establecen las primeras instituciones y marcos administrativos del seguro.

Estos seguros iniciales surgen como una necesidad ante la demanda de navíos y embarcaciones para las Indias. La travesía por el Atlántico suponía un gran riesgo para unas embarcaciones pequeñas y mal pertrechadas. Según Tomás de Mercado en su obra Tratos y contratos de mercaderes y tratantes 

«oímos cada día grimosas pérdidas y naufragios de hacienda y gentes, [lo que no extraña, por] ser inaudito nuestro atrevimiento, porque de la creación del orbe acá jamás hombres navegaron tan largo como los españoles navegan […] Despachan navíos y carabelas, cascos muy pequeños, lo primero, por un mar Océano tan vasto, soberbio y temeroso […]; lo segundo, en el riñón del invierno, por noviembre, diciembre y enero, tiempo tan rígido y tempestuoso que aun por tierra no se camina»

La primera entidad administrativa que se encarga del tema de los seguros, junto con otras cuestiones ligadas al comercio ultramarino es la Casa de Contratación de Sevilla, creada en 1503. Al encargarse de todo lo relacionado con el comercio y la navegación con el Nuevo Mundo, regulaba todos estos aspectos, también el de los seguros y los riesgos asumidos por los navíos.

Mediante las Ordenanzas de Monzón (1510), se modificó el reglamento de los seguros de la Casa de Contratación para evitar el fraude y para que los seguros fueran realmente efectivos. Por ello, se prohibieron los contratos verbales y también se prohibió que tanto la carga como los barcos se asegurasen por más de dos tercios de su valor. Así se consiguió que tanto el armador como el capitán tuviesen interés por llegar a buen puerto.

En 1543 se fundó el Consulado de Sevilla que sustituye a la Casa de Contratación y que tendrá la competencia exclusiva sobre los seguros. Es en esta época cuando se fija el seguro, no solo como una garantía que avala cualquier riesgo, sino también como una forma de financiación o impuesto que permitía funcionar a las Instituciones y sus principales cometidos. Así, en el Consulado de Sevilla, también llamado Consulado de Mercaderes, Casa Lonja o la Bolsa, estaban representados todos los tratantes con Indias, excluyendo a los extranjeros. Los ingresos del Consulado procedían de la avería o seguro marítimo, obligatorio para todo aquel que llevase más de un año mercadeando con las Indias o que hubiese cargado mercancías por más de 1000 ducados; lo que permitía sufragar la organización de una Armada para la defensa de los buques frente a los ataques de piratas y corsarios.


​Fuente: Wikipedia